Es extraño encontrar una encrucijada en el límite de la civilización. La pequeña ciudad costera de Estoril, a las afueras de Lisboa, se convirtió exactamente en eso en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Como Portugal fue neutral en la guerra, el punto de partida para los refugiados que huían de una Europa, devastada por la guerra, en dirección a América. Una gran parte de la élite europea transitó por el país, incluidos escritores, poetas, jefes de estado coronados, personal de las embajadas, junto con una gran cantidad de espías, tarambanas, tramposos y estafadores. Dejan Tiago-Stanković invirtió años de investigaciones para identificar a todos los personajes que pasaron por Portugal, por mencionar solo algunos: Antoine de Saint-Exupéry, Miloš Crnjanski, Jovan Dučić, Ian Fleming, Duško Popov (presuntamente el modelo que inspiró el James Bond de Fleming), los Habsburgo, la realeza rumana, Zsa Zsa Gabor… El epicentro de los acontecimientos de la novela es el Hotel Palácio de Estoril con su personal amable y competente. Fue allí donde Duško Popov debió de desempeñar uno de los papeles más peligroso de todos, el de un agente doble encubierto.